El colágeno en la piel joven y envejecida
Uno de los problemas asociados al paso de los años es el deterioro de la piel y la aparición de arrugas si no se vela por mantenerla cuidada, adquirir algunos hábitos para que se conserve firme e hidratada y todo ello se respalda con tratamientos adecuados. Las temidas arrugas se deben a un deterioro estructural de la piel. Específicamente, lo más perjudicial es la pérdida de colágeno de la dermis, es decir, la capa más gruesa y firme de la piel que se localiza debajo de la delicada epidermis.
¿Qué es el colágeno y cómo actúa en nuestra piel?
La importancia del colágeno, formado a base de proteínas que constituyen una estructura de apoyo celular de la piel, radica en que genera fibras muy resistentes y flexibles. A parte de en la estructura dérmica, el colágeno está presente en numerosos tejidos de nuestro cuerpo como articulaciones, huesos, músculos y tendones, aportandoles propiedades revitalizantes. Y es que debes saber que el colágeno y, especialmente, sus regeneradoras propiedades, representan más del 25 por ciento del total de las proteínas que forman parte de tu organismo, lo que la convierte en un compuesto importantísimo para el buen funcionamiento de múltiples zonas del organismo.
Evolución del colágeno según la edad
En la piel joven, el colágeno es firme, elástico y abundante. Sin embargo, aunque el cuerpo humano produce colágeno de forma natural, llega un momento en el que el organismo pierde la capacidad para generar esta proteína. Es en ese punto cuando debemos mitigar su pérdida y compensarla para reabastecer las zonas de la piel donde interviene. A partir de los 30 años, pueden comenzar los problemas. A esa edad tú eres aún muy joven, pero las partes de tu organismo que contienen el colágeno empiezan a envejecer. Aunque de manera imperceptible, y más si no le ponemos remedio, perdemos cierta movilidad en las articulaciones o la tersura de la piel.
Con el transcurso del tiempo, la piel que envejece comienza a hundirse y se arruga cuando su colágeno disminuye y se fragmenta. Aunque algunos y muy recomendables tratamientos retrasen este proceso, la causa fundamental de descomposición del colágeno es el aumento de la producción de la enzima colagenasa. Además, los fibroblastos, componentes críticos de la piel firme y saludable, pierden su estado normal de estiramiento. Éstos sintetizan colágeno y glucosaminoglucanos de la matriz extracelular, y también migran y proliferan durante la cicatrización de heridas.
Precisamente el fibroblasto es el encargado de la síntesis de todas las fibras del tejido conjuntivo, incluyendo reticulares, colágenas y elásticas. Conforme cumplimos años, los fibroblastos se resienten y nuestra piel lo nota. Los números no dejan lugar a dudas: se calcula que las personas mayores de 80 años tienen cuatro veces más colágeno descompuesto que los veinteañeros. Esta realidad conlleva que la dermis, que ha perdido dos tercios o más de su espesor juvenil debido a la pérdida de colágeno, además de plegarse, se rasgue y se lesione fácilmente. En esa cuestión, pues, el envejecimiento cutáneo conlleva retos.